En 1584, cuatro décadas después de la publicación de De Revolutionibus de Copérnico, Giordano Bruno propuso una nueva cosmología, una nueva metafísica y una nueva ontología acorde con la astronomía copernicana. Del infinito: el universo y los mundos sustituye el mundo ordenado y finito de Aristóteles por un universo homogéneo e infinito sin centro ni circunferencia limitadora, sin Dios creador trascendente, que pueda considerarse él mismo dotado de características divinas del infinito y que evoluciona en el tiempo y el espacio.