Una de las obras cumbres del romanticismo del autor uruguayo. En esta obra los ecos del romanticismo están aún presentes en los conflictos amorosos y otros aspectos de esas novelas históricas, las mejores entre las suyas, y en otras sobre relaciones íntimas -Brenda (1886), Minés (1907)-, para atenuarse en Soledad (1894), donde se acercó con objetividad realista a temas y personajes del ámbito rural.