Como organizadora de bodas, la tarea de Kelsey Wilson consistía en asegurarse de que la boda de su prima fuera como la seda, el éxito de su empresa dependía de ello.
Pero ¿cómo iba a conseguirlo ahora que Connor McClane había vuelto a la ciudad?
El guapísimo detective tenía sus razones para impedir que la boda se celebrara. El problema era que había conseguido que Kelsey empezara a soñar con ser ella quien caminara hacia el altar. Y eso era una locura; Connor y ella no encajaban en absoluto. Sin embargo, ¿por qué se sentía tan bien cuando la tomaba entre sus brazos?