Tercero de la serie. Desde que el doctor Dillon Traub llegó a Thunder Canyon, las malas lenguas habían estado elucubrando sobre la química que envolvía al millonario texano y a su nueva recepcionista. Sus anchas espaldas podían ser muy tentadoras… pero una madre soltera como Erika Rodríguez no iba a rendirse tan fácilmente a la atracción que sentía por el médico.
Seguramente, Dillon regresaría a Texas… aunque, tal vez, prefiriera quedarse para prescribirle a Erika la receta de la felicidad eterna.