¿Aceptaría una propuesta de verdad?
Su matrimonio tenía todos los ingredientes de un gran romance de Hollywood: un bello entorno mediterráneo, un guapo príncipe y sexo del mejor. Era una lástima que no fuera real. Cuando el príncipe Stefan Alexander se casó con Victoria Dane, se trataba solo de un acuerdo entre amigos para asegurarse la corona.
Victoria había renunciado a mucho por esa supuesta vida de cuento de hadas con Stefan, pero no tardó en descubrir que se había enamorado de él. Había llegado la hora de luchar por lo que realmente importaba, porque lo único a lo que no podía renunciar era a él.