Eran una viuda virgen y un misterioso pícaro
Nueva en el mundo de la pasión, Lady Valeria Arnold no sabía muy bien qué hacer con el deseo que la arrastraba hacia Teagan Fitzwilliams. Aquel vividor no era más que un gandul con la suerte de su lado, desde luego no era el tipo de hombre al que le podría confiar su corazón.
Huérfano desde muy pequeño, Teagan Fitzwilliams despreciaba el papel que le había sido impuesto por la sociedad. Sin embargo, hasta aquellos momentos robados con Lady Valeria, ninguna mujer lo había hecho sentir así; nadie le había hecho desear cambiar de vida y hacer que aquella dama fuera suya para siempre.