Lejos de las intrigas de la corte, lady Gillian sólo deseaba cuidar de la propiedad de su familia y cumplir con su promesa de no casarse jamás. Entonces llegó al castillo D’Averette sir Bayard de Boisbaston a advertir de un posible peligro y a proteger a todos aquéllos que se encontraran allí. ¿Quién era ese hombre para hacerse dueño y señor de su castillo de ese modo? No importaba que fuera quizá el caballero más guapo del reino o que estuviera haciendo que ella se replanteara su promesa…
El honor obligaba a sir Bayard a proteger a lady Gillian, pero no habría imaginado que para ello tendría que pelearse con la mismísima dama. Gillian era una mujer de carácter que no tardó en conseguir que él comenzara a conspirar. Tenía que encontrar la manera de convencerla de que le sería útil tener un caballero cerca, no sólo en el campo de batalla… también en el dormitorio.