Sea su novela el décimo volumen de las obras del Maestro. Es milagro que ella, como casi todo lo que escribió, no se haya perdido. Se publicó en 1885, en varias entregas, en El Latino Americano, periódico bimensual, de vida efímera—órgano de la Compañía Hecktograph, de New York—que no se encuentra hoy en biblioteca pública alguna. Además, no apareció con el nombre de su autor sino con el seudónimo de «Adelaida Ral», y esto hubiera hecho aun más difícil su hallazgo.